Cuando comienzo a cantar

Cuando yo comienzo a cantar
la luz de una estrella ilumina mi alma,
el corazón salta del pecho, pierde la calma,
palpita fuerte, quiere volar junto a mi voz
a veces dulce, acariciando las notas con amor
como la brisa suave que casi imperceptible
nos acaricia en esas noches nacidas para amar.

A veces dura, cuando cansada de la desesperanza
dejo fluir la amarga hiel que quiere empobrecer mi alma,
que se retuerce, sufre y ante la impotencia se desarma
en llantos al ver perdido lo más bello en este mundo enfermo,
pues debo dejarla salir para que no me corroa por dentro,
o entonces mi voz, ahogada en sollozos, algún día callará
y mi corazón vacío y frío se dejará destruir por la venganza.

Unas veces fuerte, otras débil, suave o estridente,
pero siempre con los sentimientos a flor de piel,
el corazón en mi garganta y sin pensarlo muy bien,
así se transforma mi voz si la música empieza a sonar;
entonces mi cuerpo entero comienza a vibrar,
dejo que la melodía me lleve e inunde mi alma
y así comienzo a cantar lo que se vive y se siente.