FIN DE UNA ODA AL PRINCIPIO. DEL PUNTO A AL PUNTO A.

Crecimos entre los niveles de discordias perennes,
sucediéndonos como enredaderas escalando sus ruinas,
anidando bajo su bruma maleza, ecosistemas secretos,
renovando los inviernos con células madre.

Escuchamos las llamadas que producen la lluvia,
descifrando un claro de luna y un escalofrío,
consagrando las leyendas que nos alimentan,
mientras descubrimos un nuevo cometa,
entre las estrellas de Orión.

Nos encerramos en los desvanes bajo el íntimo estudio,
observando la galaxia y olvidando el planeta,
protegiéndonos de los derroteros terrestres.

Prometemos, moralmente, los idealismos que queremos cumplir,
cegando las ansiedades en inconscientes desvelos,
inundados por un sueño que busca su origen.

La voz nos pronuncia en un mundo de versos cuánticos,
construyendo un camino de regreso y una partida sin fin.

Rompimos los convencionalismos entre nuestros semejantes,
confundiéndolos con testigos de nuestros predecesores.

Descubrimos la fracción cumplida y la parte desconocida,
progresando entre la fusión de reencarnadas vidas discretas,
unificando conceptos, optimizados con positivos sinónimos,
glorificando las escenas concentradas de todos los personajes.

Hemos presenciado paganos ritos de sectas incognoscibles.
Hemos modificado los rituales conocidos por la antropología,
en actos poéticos que pueden sumarse a su prosperidad.

Perdimos demasiado tiempo sustentando la mente,
y arrastrando el corazón como una quimera imposible.

Nuestros cuerpos se cubren con miel,
liberando las almas más allá de las gravedades,
en un círculo de ángeles y de purgatorios.