Mi búsqueda.

Te busco en la luna compartida del hacedor,
en el cruel reloj de arena
del Borges demorado,
en su frenética lluvia
que habla del tiempo
y en la muerte que llega silente
con el sueño de cada noche.
Pero solo encuentro
un vago recuerdo,
una distancia inmensa
que parece eterna,
un reflejo cruel
que culmina en el deseo,
y una realidad tirana
que se siente fuego.
Por que sólo me rodeo
de fantasmas irracionales,
en un mundo sin vida
igual al de Rulfo,
cual Pedro Páramo
en su realismo mágico,
perdido en la búsqueda
de lo que se quiso.
A la vuelta,
Shakespeare me habla de ti,
y me congela
con su soleada sátira,
me habla de lo sublime que eres,
para después golpearme la cara,
con la tragedia de Romeo y Julieta.
Y sólo te niego…
Te dibujo desconocido y vano,
cual recuerdo cruel
que se quiere diluir
pero que nunca se diluye,
que sólo persiste perenne
en el reflejo vigilante.
Te busco en la lejana de Cortazar
presagiando lo anormal dentro de mí,
la ambigüedad del que ama y odia
en un mismo instante,
que vive con el corazón tomado,
cuál casa tomada
por lo inexplicable.
Pero no te encuentro,
ni en la dulzura de Lorca,
de sus suaves letras armoniosas,
ni en el corazón que gira
sobre su Veleta,
para apaciguar la pena
de su canción otoñal…
Sólo me pregunto…
¿Donde te escondes?
¿De donde nace este suspenso?
Este suspenso que me atrapa
en el delirio de buscarte,
sin siquiera conocerte.