22

Una nube azul
Es lo suficientemente precaria
Para ajustar apelaciones que agonizan.

Si la cortina fuera más fresca
Si elevar plegarias fuera acorde con los tiempos
Si mancillar nombres al azar fuera prohibido
Si todo fuera fácil

Mas la verdad, no tengo sustracciones
El ovalo del dedo no conoce jubileos
Ni la hora de un adiós que ni siquiera asoma.

Qué decir de los obituarios
Sus letras de bronce calcinadas
Sus huellas impregnadas de los vivos
Sus aromas de flores que no son de buenos días.

Qué decir de las maromas de la nada
De los juegos en el trapecio del dolor
Entre giros que se pierden en el cielo
Y que ya nadie verá
Y mucho menos nosotros que perdimos la vista

Qué decir de los cimientos de otra casa
De otra casa que no sea la mía
De otra calle que no conozca mis lágrimas

Qué decir de los abismos que conducen a evocarte

Si el cincel está deshecho
Y las ganas de estallar no vislumbran más espacios

Si el instante es necesario
Y la vida conforme

Demos vuelta a la ruleta
Y hagamos que el rojo caiga en negro