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Observa fijamente el mundo que no tengo...

Es claro
Que en todo tiempo y toda apoplejía
En todo entorno que se adhiere a una mirada
En todo simulacro de olvido programado
En todo susurro con sus saldos de buen día
Se puede obtener más de un desconcierto

Las miradas
Que ayer nos entregaban al desayuno
El ejercicio de leer entre pupilas
La simple sincronía de nuestros movimientos
El suelo frío y distante
El suelo quemado entre tu abismo
Todo aquello merecía un trozo de importancia

Nada hay que temer entonces
Nuestros labios que ahora son de plomo
Nuestras huestes que ahora sólo se encuentran en la historia
Nuestra gota de cal
Nuestro pistilo de arena
Todos se han marchado
Siguiendo las huellas que tu nombre va dejando

Por cada paso que interpones contra mí

Es penoso hablar de los regresos
De esos giros que no corresponden a nuestro ser

Somos desterrados de nosotros
Nadie garantiza que quepa entre tu suelo

Me he causado más de un prejuicio al pensar en ti.