EMOCIONES DURANTE UN ECLIPSE

Llora, despojándose de las pieles que le cubren.
Retuerce sus dolencias en los anhelos de los indicios pares.

Todo su imperio de vocaciones migratorias entre los siglos,
Se disuelve entre los minerales de una lluvia amarga.

Asume la comprensión que interactúa sobre sus iguales,
Intuyendo un mal logrado sistema de reflejos aparentes.

Aún no ha dormido en el seno de un reposo discreto,
Coleccionando la sinfonía de las pulsaciones elocuentes,
Entre la confusión del arpa y de la lira entrelazándose.
Aún no ha despertado bajo velo de un lecho dichoso.

Un espejo de sueños, profundiza en un prado de procreaciones,
Adorando caricias milimétricas, que aullaron en un pálido de Luna.

Necesita compartir lo que protege, con la sangre de su aliento,
Consagrando sus esfuerzos bajo el fluir de las energías dinámicas.

Ya no soporta la idea de decidir prematuramente.
Acepta las ofrendas de frutas sin perjudicar un valle de renuncias.

Se concentra en un punto fugaz, alimentando la fertilidad creadora,
Entre pigmentados sacrificios con el género de la Vía Láctea.

Meditando en el más allá de una mirada que se comunica,
Procesiones de cariátides ofrecen un sin fin de estímulos.

Un eclipse solar le brinda un sendero que nace de sus emociones.
Santifica divergentes milagros bajo claves simbólicas de suertes.

Rememora el rastro de los crecimientos, callado entre las fechas,
Esperando cálidas constelaciones que protejan cualquier célula.

Arrodillado, frente a una casual linealidad de planetas eclipsados,
Un baño de ternura, inunda todas las ideas que ha guardado.