DISPERSIÓN

Veo que el horizonte se retira, alejándose de mí;
y no saluda al irse como si su regreso fuese cosa
de un instante.
Ni siquiera las voces limpias de los cerros
se quedan a mi lado en el imprevisto huir
de esa distancia.
Y la ciudad también se ensancha apresurada
en ese mismo tiempo de mirada hueca
en retirada.

Pero se han quedado acá conmigo los caballos,
el verdor de los pinares y esos vuelos alados
y con cantos.
Igual que mis blancas paredes que siguen tibias
en abrazo generoso y en soledad hermanado,
que consuela.

Ya volverán quienes se ausentan sin sentido
de sus sitios habituales, mostrando su armonía
en luces.

De mi libro “De poemas que morían” 2017  ISBN 978-987-4004-38-3