ALMA SIN SOMBRA

ALMA SIN SOMBRA

¡Hay! ¡Qué lamento!
existe la luz y está tan lejos,
¡Hay! ¡Qué tristeza!
Saber que puedo sonreír y no puedo.
¡Hay! ¡Qué desilusión!
Saber que puedo liberarme y me condeno.

El alma navega mi cuerpo inerte,
y al no encontrar mi parte viva, se sienta a llorar;
tal vez quisiera que llegara la muerte,
pero dejaría de vivir mi pena, sin triunfar.
Tal vez quisiera cambiar mi negra suerte,
pero entonces, todo sería felicidad.

Mi alma camina sola, porque mi sombra la abandonó,
por lo menos, a mí me sonríen los hipócritas,
y a ella, ni los muertos, sólo la esperanza de Dios;
porque aunque desdichada, sabe que en las recónditas
penumbras de la vida, la persigue su perdón.

Sin sombra no hace dibujos para divertirse,
se siente triste y solitaria en su apogeo perdido,
es mi compañera, y se me sale por los ojos que fingen;
porque sé que mi corazón está en pedazos podrido.
En esta ocasión, quisiera amigos decirles;
que soy todo, menos el panteón de los olvidos.

Dame un beso de entierro, y una caricia sepulcral.
Porque mi alma sonríe a la leve gota de dolor,
el amarte a ti, es el más profundo pesar,
porque vives en las entrañas de mi corazón.
Te dejaré mis labios, al fin los vas a besar,
y te dejaré la nota, de la más tierna canción.

Porque mi alma no tiene sombra.
Porque mi alma no tiene nombre.
Porque mi luz es una alfombra,
y por eso en mi alma, nadie se esconde.