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Si solo tuviera un mar para abrir
Si solo tuviera una cortina en mis oídos
Si solo tuviera fuerza
Angustia
Razones encontradas que disparan un nombre
Si solo tuviera motivos para ausentar los párpados.

El estratega hace su ronda
Colinda con sus manjares de humo
Hiriendo el peso y la respiración que no llegan
Carcomiendo las ansias que resisten las hordas de la huida
Y los pabellones desiertos donde los muertos no alcanzan

El creador se hace victima
Y con él su huérfano dedo que se gesta un devenir constante
Una lágrima constante
El creador se hace tangente en caída paralela
Acicalando su amnesia
Revistiendo el júbilo y sus marchitos descansos

El hombre de tres historias
Una por cada década
Una por cada arbitrio en su contra
Una por cada sujeto en su memoria

Y las tres historias interceptan un pedazo de nombre
Un pedazo de piel uniforme
Un pedazo de escafandra que se guarda y no se toca
Y cada historia se viste de su sangre
Abusada y serena
Entre cuantas y otras salvedades

Pero cuántas piezas faltan en la huella
Cuantos viajes al infierno faltan en el pasaporte

De dónde vienen estas manos
Que aún con su piedad no me sirven.