Ave

Gracias, gracias por rescatar mi alma, gracias
por tu sonrisa, por tu tibieza, por tus manos y
tus besos, era tan fácil encontrarte en una
esquina de mi corazón, verte cuando
quise verte, sentirte cuando sentí
que me sentías.

Gracias por pasar de mis solas manos a tus
manos llenas, por dejar que mis ojos abiertos
te sueñen, porque mis ganas te deseen, por mis
labios que extrañan los tuyos un segundo después del
último beso.

Ave inquieta, te pierdes entre mis brazos, estas
hecha a la medida del espacio entre mi pecho
y mí abrazo, iluminas y haces renacer mis
sonrisas olvidadas, engendras tranquilidad, anidas
en mi alma, tus alas revolotean en mí.

Tu nombre será mi despertar y mi dormir, tú
rostro mi recuerdo más querido, tu voz
el deseo con suave acento, tus pasos el
fin de la distancia y tú, la alegria.