46

Hay una puerta que no abre y mucho menos habla...

En tres sinfonías diré un cambio
Un vuelo al punto de partida
Una forma clara de vida que no sea la mía
Ni la misma
Ni la sombra de esta que se cae a pedazos

En tres oraciones pediré una canción
Con el fuego en una mano
Con la desesperación que me guardo
Para mantener a todos en calma

En tres instantes me revelaré contra mí
Me avasallaré de maleza
Me contraeré las manos
Las vísceras y el nervio
Me compraré una estaca
Y la enterraré entre el pecho y el destierro
Entre la salvedad y el presidio

En tres camisas de fuerza
Me instauraré para otros mundos
Para otros huertos menos míseros
Menos austeros en su piel

En tres apologías
Me compraré un libro de tragedias
Me estrellaré contra las páginas
Hundiendo mi levedad en las letras
Que hacen pacto con mis armas

En tres premisas diré un nombre
Un nombre que se abra como estrella
Y me llame a la mesa
Y me rinda en el juicio final
La mejor defensa que pude haber tenido

La de haber yuxtapuesto mi existencia en otro ser