PUÑADOS DE ARENA

Su niñez se escapó de la ronda
para perderse jugando entre la nieve.
La adolescencia se enredó en sus sueños,
buscó una almohada y se quedó dormida.
Despertó mujer en la montaña,
llegó otra noche sin hallar salida
fabricó un nido con las hojas secas,
tejió con musgos, sol, estrella y luna
todo el entorno que la albergaría.
Con las vivencias del ayer haría
un caminito para su mañana
pero, era tan pequeño lo que había
un puñado de arenas, casi nada.
Se le empapó de lluvia la mirada
le cayeron granizos en la espalda,
barro al entorno,
frío y viento.
Cayó su nido, buscó al sol, no estaba
comenzó a mirar el horizonte
¿Dónde ir? ¿Dónde estar?
Todo es nada.
Algo llega, se va, deja un rastro
amorfismo, humo, o tal vez nada.
Se le ocurrió el amor ¡porque era hermoso!
como una tromba entró
entibió un día,
se convirtió en volcán, vomitó fuego
le quemó tanto y ella huyó asustada.
Se fue helando la sangre, la mirada,
las manos se llenaron de rocío,
¿por donde sigo? ¿Dónde voy?
¿Quién llama?
y respondió la vida
¡ven y calla!
Le ofreció todo, ¡todo en abundancia!
¡escoge y lo tendrás!
pero lo pagas.
Si hoy no tienes caudal, firma facturas,
así lo pagas con interés, mañana.
Conoció mercados y subastas,
filas de fantasía y risotadas;
en guirnaldas, colgando las promesas,
de locuras, rebosantes, las canastas.
El odio y el amor entremezclado,
riquezas y miseria amontonadas.
Se vendían valores en lo alto,
y aunque parezca extraño, lo mas caro
¡Voy a comprar! ¡Compraré sí!
Pero mañana…
¡Mañana es hoy! ¡No existe otro mañana!
días de ayer tampoco, ya se fueron…
Cavilar, sondear en los abismos,
imaginarse el fondo de los mares,
pasar cansada como remolino,
escapar del dolor y hallar pesares.
Que pase el tiempo, turbulento o suave,
siempre habrá noches, cielo y sus galaxias,
siempre habrá días, sol, montaña y nieve,
en el camino polvo, cardo, escarcha.
Habrá una orilla angosta, con su piedra
para esperar sentada el bus, ya tarde.
Habrá tal vez una flor entre la hierba
que despida un aroma suave.
Besos ni lágrimas tendrá en la cara,
ha de llevar tal vez
un puñado de arenas, casi nada…